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Muchas veces nos encontramos con sensibilidad dental, dolor muscular, cefaleas, dientes naturales desgastados, fracturados o restauraciones que han sufrido un proceso acelerado de deterioro. Dispuestos a encontrar una causa que explique estas alteraciones, los pacientes reciben a menudo el diagnóstico de “bruxismo”, el cual hace pensar que estamos ante un problema con una muy alta prevalencia en la población. Sin embargo, los estudios estadísticos hablan de solo un 7% de prevalencia para el bruxismo del sueño, y un 20% para el bruxismo de la vigilia. Y si tenemos en cuenta que el bruxismo puede ser ocasional y no manifestar ningún tipo de sintomatologia, parece extraño que tanta gente sea catalogada como bruxista.
La importancia de un buen diagnóstico
Esta situación podría deberse por falta de un diagnóstico correcto, como podría suceder al confundir muchos tipos de cefaleas y dolores musculares con el bruxismo. O mas comúnmente, culpabilizar al bruxismo de roturas de dientes, prótesis o empastes, cuando en realidad son estas mismas restauraciones las deficientes y no pueden soportar la función normal de la masticación. Ademas, existen muchos tipos de desgaste dental que no se relacionan con el bruxismo, sino con alteraciones gastrointestinales.
No todo es bruxismo
En la actualidad, el bruxismo podría ser ese cómodo “cajón de sastre” para explicar todas aquellas alteraciones que los profesionales no saben diagnosticar. Es muy común observar que muchos pacientes comienzan a ser bruxistas después de haberse colocado restauraciones dentales.